Miguel Á. Sánchez. Escultor.
En ocasiones la realización de una escultura, trasciende más allá del proceso creativo para descubrir que tras la obra final, se genera para su autor una nueva fuente de inspiración y pensamiento. Eso es lo que me ocurrió con mi obra “El Mito de la Caverna” instalada en el Reznos. La escultura se creó para sensibilizar y dar visibilidad a la lucha contra la violencia de género, pero mas allá, tras conocer a su alcalde Hermógenes y sus vecinos, esa obra representa para mi la esencia y el ejemplo de cómo el hecho de mantener viva la ilusión es una de las mejores armas para luchar contra la resignación y el inmovilismo que invaden a muchos pequeños pueblos de la “España vaciada”. Todo lo que ha acompañado a la instalación de esa obra ha sido para mi una inyección de frescura. Alguien dijo una vez que “lo que embellece al desierto es que en alguna parte esconde un pozo de agua”.
Llevamos varias décadas en las que solo oímos quejas y lamentos de temerosos que ni construyen ni dejan construir futuro en el medio rural, y sin embargo, he podido descubrir como en un pequeño pueblo olvidado de esta tierra vieja todavía hay personas entusiastas, vecinos sin complejos que han sabido contagiar la ilusión necesaria para mantener viva la llama de la esperanza. Han demostrado una gran sabiduría para destilar y extraer la esencia de su pueblo, de lo que merece la pena conservar y por lo que apostar en vistas al futuro.
La nueva “Ruta del Tiempo”, demuestra más aún la apuesta de Reznos por la cultura y el medio ambiente, su sensibilidad, imaginación, compromiso, esfuerzo colectivo, determinación, visión de futuro, y otras virtudes que han demostrado y evidenciado que son los pequeños Ayuntamientos y sus vecinos los verdaderos protagonistas indispensables para apostar por el futuro de esta tierra. Soria necesita más alcaldes y vecinos como los de Reznos.
En línea con lo anterior, la instalación de la obra “El Mito de la Caverna”, es el ejemplo de cómo el Ayuntamiento de Reznos con gran visión supo aprovechar una ayuda procedente del Ministerio de Igualdad destinada a sensibilizar y luchar contra la violencia de género para dotarla de un valor añadido como es aumentar su patrimonio cultural y turístico.
Por lo que se refiere estrictamente a la obra escultórica, quise simbolizar la lucha contra la violencia de género inspirándome en el “El mito de la caverna” de Platón, una alegoría sobre la realidad de nuestro conocimiento. La escultura representa varios eslabones de cadena de acero de gran tamaño que van abriéndose de abajo hacia arriba.
El mito de la caverna es un diálogo escrito por Platón, en el que su maestro Sócrates pide a su hermano Glaucón que imagine a un grupo de prisioneros que se encuentran encadenados desde su infancia detrás de un muro, dentro de una caverna. Allí, un fuego ilumina al otro lado del muro, y los prisioneros ven las sombras proyectadas por objetos que se encuentran sobre este muro, los cuales son manipulados por otras
personas que pasan por detrás.
Sócrates dice a Glaucón que los prisioneros creen que aquello que observan es el mundo real, sin darse cuenta de que son solo las apariencias de las sombras de esos objetos. Más adelante, uno de los prisioneros consigue liberarse de sus cadenas y comienza a ascender. Este observa la luz del fuego más allá del muro, cuyo resplandor le ciega y casi le hace volver a la oscuridad. Poco a poco, el hombre liberado se acostumbra a la luz del fuego y, con cierta dificultad sale al exterior, en donde observa primero los reflejos y sombras de las cosas y las personas, para luego verlas directamente. Finalmente, el hombre descubre las estrellas, la luna y el sol, y regresa para compartir esa visión con los prisioneros en la caverna, ya que siente que debe ayudarles a ascender al mundo real. Cuando regresa a la cueva no puede ver bien
porque se ha acostumbrado a la luz exterior. Los otros prisioneros piensan que el viaje le ha dañado la vista y no desean acompañarle fuera. Platón, a través de Sócrates, afirma que estos prisioneros harían lo posible por evitar dicha travesía, llegando a matar incluso a quien se atreviera a intentar liberarlos.
Platón crea y usa esta alegoría para explicar y guiar a las personas al conocimiento (educación), intentando liberarlas de las ataduras de la realidad de la caverna. Según este filósofo, la gente llega a sentirse cómoda en su ignorancia y puede oponerse, incluso violentamente, a quienes intentan ayudarles a cambiar.
Con la violencia de género, es sabido por los expertos que a muchas víctimas les ocurre lo mismo, viven bajo una continua amenaza creyendo que esos maltratos en la convivencia con su pareja y en la vida son normales, y pese a que tienen opciones de escapatoria, el miedo hace que las tentativas se frustren.
Cuando una víctima de la violencia de género ha pasado años anulada, la libertad, aunque tentadora, también da miedo porque supone hacer frente a una serie de responsabilidades que quizás durante años han sido relegadas. Sin recursos económicos, sin una vivienda ni un trabajo que ayude a reorganizar su vida, muchas mujeres se encuentran perdidas y atrapadas en la relación, hasta tal punto que no solo no los denuncian, sino que niegan los maltratos, del mismo modo que los protagonistas prisioneros del “mito de la caverna” se negarían a ser liberados.
Ojalá que el fantástico enclave en el que se instaló la escultura, visible desde la carretera, genere la curiosidad de quienes la descubran y más allá de la fotografía de rigor, arranque dos reflexiones, la primera sobre el problema de la “violencia de género” en nuestra sociedad , y la segunda para poner en valor la sensibilidad, el compromiso, la determinación, y otras virtudes de un Reznos despoblado pero lleno de ilusión que apuesta por el futuro. Sin duda el visitante recordará el nombre del pueblo.
Muchas gracias y felicidades a todos los vecinos de Reznos, vosotros lo habéis hecho posible.