Andrés Gil /Julio Diez
3 de febrero San Blas
“Por San Blas la cigüeña verás y si no la vieres año de nieves”, o “de bienes”.
En Reznos hace años que ya no vemos a la cigüeña, y no ha sido porque hayan sido años de nieves. Todo lo contrario, de todos es conocido que muchas de las cigüeñas ya no marchan al sur como lo hacían antes. Los inviernos, incluso este con el temporal Filomena, ya no son como antes. El cambio climático es más que evidente, y posiblemente sea el de la cigüeña blanca el ejemplo de mayor evidencia visual de este cambio..
Recuerdo la imagen de la cigüeña y de su nido sobre el tejado del campanario. Recuerdo los cantos o crotoreos a modo de saludo entre ellas, los chicos decíamos que la “cigüeña estaba machacando el ajo” ; sus continuas idas y venidas con palos y ramajes para adecentar el nido; después su cortejeo; en marzo – abril comenzaba el mes de incubación en el que siempre había una cigüeña en el nido; cuando los huevos habían eclosionado, dos meses más con vuelos continuos de los padres para alimentar a sus polluelos, dos o tres, y al final solo dos porque al tercero , poco a poco más debilitado por ser el más débil, sus hermanos lo despachaban del nido.
Julito recuerda, cómo una de las veces, a una de las cigüeñas que llevaba el alimento a sus polluelos, se le cayó una culebra en plaza:
“Una vez, un domingo después de salir de misa cuando estamos mucha gente, chicos y mayores en la puerta de la Iglesia y por la plaza, la cigüeña trajo entre sus patas una culebra para alimentar a sus cigüeños, la trajo viva y al llegar al nido e ir a dársela a los polluelos la bicha, se escurrió y vino a caer a la puerta de la Iglesia con el consiguiente susto para todos los que por allí estábamos, que buscando rápidamente piedras y algún palo, nos libramos de ella.”
Recuerdo sus vuelos, sus escarceos contra el viento para lograr tomar nido en días de fuerte ventolera. Las cigüeñas son hábiles voladoras y su perfil embellecía el cielo del pueblo cuando se lanzaba desde el nido al vacío, batiendo levemente las alas para adoptar enseguida una posición alargada: el cuerpo, el pico y las patas formando una línea recta, o cuando el viento le era favorable, planeando con sus alas inamovible.
También recuerdo las imágenes de la cigüeña pescando en la balsa de las Condovanas, la Tejera, o en las Lagunillas, o tras la arada del tractor en el surco recién abierto a la tierra. Y ya, en torno al mes de junio, comenzaba el espectáculo del entrenamiento y aprendizaje al vuelo de las jóvenes cigüeñas para convertirse en adultas: “cuando los polluelos crecían era un espectáculo verlos evolucionando en sus prácticas de aleteo, elevándose sobre su nido para llegado el momento salir volando sin dificultad”, comenta Julio.
Algunas veces no conseguían su objetivo y caían al suelo, como le pasó a la última cigüeña que hubo en el pueblo: “… ocurrió por los años 70, que de una de las crías, un cigüeño por algún problema o caída, no llegó a volar perfectamente pues lo encontramos no sé si por las eras o por las Condovanas, lo trajimos al pueblo, recuerdo de estar todos los chicos y bastantes personas mayores en la puerta de Demetrio Cacho contemplando a la pobrecilla que tenía alguna herida y no podía volar. La curaron con agua oxigenada y mercromina y anduvo por el pueblo un temporada sin levantar el vuelo.” Cuando la cigüeña tuvo fuerza y ya conseguía elevarse del suelo, Pascuala le puso un lazo rojo como señal para saber si volvía al año siguiente. La cigüeña consiguió volar e inició el vuelo por los cielos, no sabemos si el de la migración, sí sabemos que a partir de ese año ya no volvieron a anidar más en la torre.
La cigüeña siempre ha sido un ave muy valorada en el pueblo, al contrario de otras aves. En la escuela era uno de los primeros dibujos que aprendíamos a realizar debido a su sencillez. La llegada de la cigüeña se recibía en el pueblo como un acontecimiento.
En muchos lugares la cigüeña se asocia con la llegada de niños. En Reznos, desde que la cigüeña abandonó el pueblo, ya no ha vuelto a nacer ninguno.
Muchos relatos señalan el mito de la cigüeña portadora de niños a la antigua Grecia, y cómo no, relacionado con Hera, la mujer de Zeus. Ésta se puso muy celosa de la hermosura de una reina llamada Gerana y la transformó en Cigüeña. Gerana intentó recuperar a su hijo de las garras de Hera, y los griegos la representaron transformada en ave con un bebé colgando de su pico.
En la mitología egipcia se asocia a la cigüeña con el nacimiento del mundo. Pero la idea de la cigüeña portadora de un bebé, donde está más arraigada es en el norte de Europa, especialmente en Alemania y Noruega. En estos países, anteriormente a la llegada del cristianismo, hace 600 años, era común que los jóvenes se casaran durante el solsticio de verano, porque el verano estaba asociado a la fertilidad. Al mismo tiempo las cigüeñas comenzaban su migración anual desde Europa a África. Las aves regresarían a la primavera siguiente, exactamente nueve meses después, coincidiendo con un incremento del nacimiento de niños.
En la mitología nórdica, las cigüeñas simbolizan los valores de la familia. Si una cigüeña anidaba en tu casa traía buena suerte o un nuevo nacimiento en la familia.
En los últimos años han sido varias las visitas a Reznos de cigüeñas, tal vez buscando un lugar donde fijar nueva residencia.... estamos a la espera de que algún día vuelva para quedarse y cumpla con la misión que la mitología le ha encomendado .