Mirar para abajo en la oscuridad y pensar solo queda subir si no...
Acantilado de Mollarri en zarautz , fotografía nocturna, Mochila con tripode 2 camaras varios objetivos y frontal en la cabeza, trepar un par de metros siguiendo huellas y de repente el camino se esfuma.
Este pequeño susto, me ocurrió anoche, después de realizar la sesión fotográfica encargada por el ayuntamiento de Zarautz en el cargadero de Mollarri.
Menos mal que las medidas básicas de seguridad las tome antes siquiera de salir de casa.
El cargadero de Mollarri es uno de esos lugares mágicos que esconde nuestra costa, una de esas cosas que cuando las ves, te preguntas… cómo pudieron hacer esto aquí?.
El cargadero propiamente dicho, contiene una interesantísima exposición y explicación de que era el lugar, pero mi punto de interés estaba tras esos escalones, de cemento que bajan en una pendiente imposible hacia el mar…
A mitad de camino, me encontré que las escaleras estaban literalmente desprendidas de la pared del acantilado y había que destrepar un cacho.
Cuando llegue, realice el trabajo de rigor, de cubrir la zona con el objetivo más amplio y prepara todos los bartulos para la hora “Mágica”
El tiempo, la marea y la puesta de sol fueron increíbles y por ende el trabajo que tengo pendiente de revisar, espero que también.
Y llegó la hora de emprender el regreso, menos mal que antes de salir de casa, prepare el frontal con pilas nuevas, avise de donde estaba y hora prevista de llegada, ( enseguida me quede sin cobertura). Pero ya tenía cubiertos los mínimos en cuanto a seguridad
Mire el camino ya de noche alumbrando con el frontal en la cabeza desde abajo y me dispuse a subir.
Según subía, se me hacía demasiado largo, en comparación con el trecho que habia destrepado anteriormente, ( primer sintoma de que te has extraviado). Pare mire, observe y la conclusión era clara, estaba perdido.
En plena pared solo y de noche es el típico sitio donde sí o sí tienes que calmar los nervios, analizar la situación y seguir el instinto.
Ante la opción de volver a bajar y buscar el camino (generalmente la más sensata) decidí seguir subiendo, ya que las pisadas de otros excursionistas estaban bastante claras, y además la arcilla que estaba dura en el descenso se había humedecido y se convirtio en barro resbaladizo.
Según subía recordé que otro pequeño sendero se unía a las escaleras, y resulto que era el sendero que me llevó de vuelta a las escaleras para poder emprender el camino de regreso a casa sano y salvo.
Susto, experiencia a añadir a las ya vividas, pero contento porque al haber cubierto las necesidades básicas de seguridad necesarias antes de salir de casa, sabía que ante cualquier emergencia sabrían dónde encontrarme.
En Breve podreís disfrutar del trabajo realizado en www.marecollection.org