Una historia mexicana
Lolita Bosch es una persona extrovertida, simpática en extremo, risueña, ruidosa y estupenda. Es, además, una de las voces femeninas más interesantes de la literatura catalana contemporánea. Buena parte de su trayectoria vital y de sus referencias son mexicanas y, que yo sepa, Lolita sólo se pone seria ante dos situaciones: cuando escribe y cuando habla de la tragedia de México. Gracias a una carta de ella, por ejemplo, he sabido que desde el 2000 y hasta este mismo julio, es decir, doce años, en México ha habido 126 asesinatos o desapariciones de periodistas, una cifra que hemos de sumar a los más de 26,000 muertos en acciones violentas, víctimas de las acciones inmundas de la inmunda llaga que el narcotráfico y las mafias han abierto en los intestinos de la nación.
Lolita Bosch y unos compañeros fundaron hace tiempo Nuestra Aparente Rendición (NAR), una asociación con sede en Barcelona que se dedica, sobre todo, a tratar de evitar lo peor: el olvido. Han contado los muertos uno a uno y ahora quieren editar un libro (¡necesitan dinero, claro!) que repartirán gratuitamente en la Feria del Libro de Guadalajara, para que quede constancia de la magnitud de esta matanza continuada y persistente: "No se mata la verdad matando periodistas ". Mi amiga Lolita y todos sus amigos están convencidos de ello y no piensan desfallecer en el intento de mantener viva la verdad. Y la memoria y la denuncia.